Ahued: vigía de la gobernabilidad en Veracruz

Por: Luis Ramírez Baqueiro

“El que es sensato promete poco y cumple mucho.” – Eusebio Gómez Navarro.

Dice la Real Academia de la Lengua Española (RAE) que “vigía” es la acción de vigiar; así como persona que vigila desde una atalaya, así se comprende que el responsable de mantenerse atento a determinada acción es un vigía.

En el Veracruz contemporáneo, la gobernabilidad y la gobernanza han adquirido un nuevo significado bajo el liderazgo de la gobernadora Rocío Nahle García y su secretario de Gobierno, Ricardo Ahued Bardauil. Este binomio ha marcado un contraste notable con administraciones anteriores, caracterizadas por prácticas autoritarias y acusaciones de corrupción.

Ricardo Ahued Bardauil, reconocido por su integridad y compromiso con el servicio público, ha desempeñado su papel sin señalamientos de corrupción o abuso de poder.

A diferencia de sus predecesores, su gestión se ha centrado en el respeto a las libertades individuales y la promoción de un diálogo abierto con los diversos sectores de la sociedad.

En contraste, figuras como Eric Patrocinio Cisneros Burgos han sido objeto de críticas y denuncias por presuntas prácticas de persecución política y fabricación de delitos. Diversos actores sociales han señalado su participación en campañas de difamación y en la utilización del aparato gubernamental para silenciar a opositores.

Asimismo, durante el periodo conocido como el “Chirinato”, con Miguel Ángel Yunes Linares como secretario de Gobierno, se documentaron múltiples casos de represión y violaciones a los derechos humanos.

Operativos policiales en comunidades indígenas resultaron en detenciones arbitrarias y actos de violencia, dejando una huella de temor y desconfianza en la población.

La actual administración ha optado por una política de inclusión y respeto, alejándose de las prácticas coercitivas del pasado. La gestión de Ahued Bardauil se ha caracterizado por su apego al marco legal y su disposición al diálogo, fortaleciendo así las instituciones democráticas del estado.

Es esencial reconocer que la gobernabilidad efectiva no se logra mediante la imposición o el miedo, sino a través de la construcción de consensos y el respeto a los derechos fundamentales. El enfoque adoptado por Nahle y Ahued representa un avance significativo hacia un Veracruz más justo y equitativo, donde la voz de cada ciudadano es escuchada y valorada.

En tiempos donde la confianza en las instituciones es crucial, la transparencia y la responsabilidad en el ejercicio del poder son fundamentales. La administración actual ha demostrado que es posible gobernar con ética y compromiso social, sentando las bases para un futuro prometedor en Veracruz.

Hoy, bajo la conducción de Ahued Bardauil, la Secretaría de Gobierno ha retomado su papel como articuladora de consensos, garante de la gobernabilidad y respetuosa del marco constitucional. Las manifestaciones ciudadanas se han desarrollado sin represión, y la crítica ha sido tolerada como parte de un Veracruz más plural y democrático.

Curiosamente, tras la reciente reaparición de ciertos personajes ligados a clanes políticos del pasado, se ha registrado una preocupante escalada de violencia en distintas regiones del estado. ¿Coincidencia? Poco probable. Más bien parece el intento desesperado de quienes, viendo disminuido su poder, buscan justificar su retorno alegando que “con ellos las cosas estaban mejor”, omitiendo que fueron precisamente ellos quienes sembraron la inestabilidad.

El poder, cuando se ejerce con responsabilidad, no necesita gritarse ni imponerse. Ahued Bardauil lo demuestra cada día con hechos, no con estridencias. Veracruz avanza con gobernabilidad y gobernanza. Y eso, a muchos, les incomoda.

Al tiempo.

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“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx